Los ecosistemas
marinos están
dentro de los ecosistemas
acuáticos. Incluyen los océanos,
mares, marismas, etc. La vida surgió y evolucionó en el mar.
El medio marino es muy estable, si lo comparamos con los hábitats terrestres
o de agua dulce. Las temperaturas de las grandes masas
oceánicas varían poco, así como la salinidad del agua
(3,5%). La composición iónica del agua del mar es similar a
la de los fluidos corporales de la mayoría de los organismos
marinos, lo que soluciona la regulación osmótica.
En el
medio oceánico la luz solar penetra en el mar tan sólo unos
200 metros. A mayor profundidad, las aguas se encuentran en
oscuridad absoluta. A la zona iluminada del mar se le
denomina región fótica. A la zona oscura región afótica.
El
principal problema en el océano es la gran distancia entre
la zona fótica (superficial) y los nutrientes (sedimentados
en aguas profundas). Donde hay luz para la producción
primaria hay
pocos nutrientes inorgánicos, y viceversa. No es de
extrañar, pues, que las zonas con mayor productividad sean
aquellas en que las aguas profundas, frías y cargadas de
nutrientes afloran a la superficie; tales zonas se conocen
como afloramientos;
en ellas el fitoplancton se
desarrolla de modo extraordinario, y puede mantener una cadena
trófica con
muchos eslabones; por ese motivo son las zonas más ricas en pesca.